Para que no me pise un auto: January 2010

Sunday, January 31, 2010

Fin y comienzo

El final del 2009 se me pasó tan rápido como el inicio del 2010. Se evaporó el primer mes y yo todavía tratando de desarmar el rulero emocional que me significan los finales y los comienzos.

Así es que entre brindis y deseos de salud, dinero y amor, nuevas promesas, viejas promesas, falsas promesas y las promesas de siempre, me encontré surfeando las olas de un enero caluroso (redundancia), lluvioso (gentileza del Niño) y humedo (otra redundancia) en el infierno encantador (gentileza ricotera) de Buenos Aires.

Pasen y vean, distinguidas damas y gentiles caballeros! Tenemos de todo en esta ciudad acalorada pero con el número de gente que, al fin, la hace sentir cómoda y sin desbordes .
Hay para ustedes, silencios inexplicados y alejamientos inentendibles. Miedos inexplicables y llantos entendibles. Los resentimientos de siempre, las compasiones de a veces. Las pasiones que se mantienen, los cariños que aparecen, los quereres que reasoman (culpando a los rones caribeños de las terracitas porteñas). Los lugares conocidos, los lugares comunes, los lugares de los que salir, los lugares a los que entrar, los lugares a los que no entrar, los lugares por los que transitar, los lugares a los que no ir, los lugares a los que llegar... los ningún lugar y todos los lugares. Las figuritas viejas, las figuritas nuevas, las figuritas de siempre, las figuritas repetidas y las figuritas para no repetir.

También tenemos mucho trabajo, bastante relax, pocas vacaciones, los amigos de siempre, los amigos de ahora, los buenos quereres, los quereres desordenados, los quereres que se van ordenando, los ladrones de celulares y los votos que se renuevan como el pelo (me creció muchísimo este mes) las uñas y las ganas... porque en aquel fin y en este principio, sigo con ganas. Ganas de ser mejor, de hacer cosas lindas, de querer mucho, esperar poco y conseguir lo suficiente.

Que así sea!