3 a 0 de Pilar a Caballito

Viernes 16 de junio. Argentina vs. Servia y Montenegro. 10 hs. 57 Diferencial Pilar- Plaza Italia. Solo el chofer y yo escuchábamos el partido. El resto de los 10 o 15 pasajeros... indiferentes. Estaban en un coletivo viajando al momento justo que comenzaba el partido que para al país y ni siquiera lo estaban escuchando.... ninguno llevaba, radio, walkman, ipod, mp3, ni ninguna de esas porquería tecnológicas que te permiten escuchar y ver lo que está haciendo la mantis religiosa en el Congo Belga ( que ahora se llama de otra forma, pero no me acuerdo cómo). Mi conclusión fue unánime ( es que la saqué yo sola que era la única que estaba concluyendo): no les importaba.... el partido de Argentina no les importaba.

Minuto no sé cuánto.... gol de Maxi Rodriguez. La única loca que gritó el gol en ese colectivo fui yo. El resto me miró con una expresión que dejaba entrever su fastidio e incomprensión. Mi grito molesta y no se entiende.

Panamericana es un lugar raro y extraño....solo circulan unos pocos camiones y un par de colectivos. Av. Cabildo es otro paisaje .... desde el semáforo en el que estábamos parados se veían cuatro cuadras hacia adelante sin un solo auto. A veces un par de abuelos cruzaban la calle, también se veían un par de mujeres que caminaban solas mirando vidrieras.

Todos los que están en la calle tienen una característica... no llevan nada conectado a sus oidos que pueda indicar que están escuchando el partido. Realmente no les importa.

Av. Cabilo y Juramento: colectivo 65, otra vez.... el colectivero y yo cada uno con su radiecita.... intentando saber lo que hacen estos 22 tipos corriendo detrás de una pelotita por allá en Alemanía, jugando en eso el patriotismo y el nacionalismo de todo un pueblo que necesita un gol para colgar la bandera de su ventana y sentirse argentinos.

El segundo gol, parece que fue una obra de arte.... el Cucho Cambiazo demostró porqué Dios quiso que volviera al campo... grité otra vez este golazo acompañada por los bocinazos del colectivero.... la señora que estaba sentada adelante se asustó... el pibe del asiento de enfrente me miró como si yo fuera una rana que le estaba croando en la oreja ( me le parecía bastante... pero eso no justificaba su mirada)... me incomodé un poco.... pero ya no era la única loca que celebraba.

El ovillo de lana con el que estaba tejiendo el regalo de papá se quizo suicidar tirándose desde mi falda... rodó por debajo de los asientos hasta los pies de la señora que estaba en el asiento de adelante... me saqué los auriculares para poder conversar con al señora.... le pedí por favor, me alcanzara el ovillo suicida y justo en ese momento... se escuchó el grito del tercer gol... la señora se emocionó y me tiró el ovillo con mucha fuerza.... hasta dos asientos detrás del mío.... y mientras la fiebre mundialista subía y la apatía generalizada del segundo gol se convertía en aplauzos y comentarios, la chica del otro asiento me tiraba otra vez el ovillo al que yo intentaba salvar de la muerte ( y el enredo)....escuché la repetición y los comentarios adicionales... otra vez Maxi Rodriguez.... no sé cómo lo hizo.... terminó el primer tiempo.

Llegué a mi terapia.... los otros tres goles los escuché sin walkman ni auriculares..... todo el país los gritó. Se escuchaban, desde cualquier lugar y en cualquier situación.

El mediodía del viernes encontró un país contento y feliz, solo nos hacían falta 6 goles para recueperar la alegría y la esperanza! Haberlo sabido antes!