El chucho debajo del puente...

La familia que vive al costado del puente, tiene un chucho. Si tuviera lugar y tiempo para tenerlo, te juro que se los compraría... es hermoso, tiene todos los pelos color arena, largos y desparramados y esa actitud de perro callejero... despreocupado y con códigos, pero lo que realmente me mata son sus ojos color miel, profundos y serenos... su mirada es inteligente, tierna y pícara.



Pero un día se los llevaron. Desde el colectivo, llegando a casa, ví cómo una camioneta cargaba los colchones, las sillas viejas y las pocas frazadas de la familia y muy fuerte pedí "Dios, que se lleven al chucho también y que no lo dejen solito en la calle"... supongo que también se lo llevaron, porque durante varias semanas, no los ví... la familia y su perro ya no formaban parte del paisaje de mi barrio.


Supongo que pasaron cuatro semanas ( el tiempo me pasa por arriba y yo sigo distraída), la familia volvió... se asentaron debajo del puente, entiendo que más protegidos de la lluvia, aunque no me atrevería a decir que más cómodos... pero el chucho no estaba. Egoistamente me lamenté porque el perro no haya regresado con su familia, sin pensar que desgraciadamente la familia, si, había regresado a ese miserable lugar debajo del puente... y lo busqué cada vez que pasé por ahí... y me lamenté cada vez que no lo ví...



Pasó otro tiempo que ya no puedo ni calcular hasta que un día, otra vez desde el colectivo y alimentando mi debil esperanza de encontrarlo lo volví a buscar con la mirada... estaba...
el chucho estaba con su familia, pero resultó ser una chucha y estaba con sus chuchitos... todo este tiempo, siempre estuvo con la familia que la guarda.. teniendo y cuidando a sus propios cachorros....



Se llama Pamela y tiene seis cachorros ( tenía ocho, pero uno ya lo regalaron y a otro, lo robaron). Me lo contó su ama, ella sólo quiere que los cachorros sean adoptados por alguien que los quiera y que los cuide.