y resulta que vaya a saber una ... de pronto tomé la costumbre de comprarle un billetito de La Solidaria al chico que para en la esquina de Corrientes y Callao. Todos los viernes a la vuelta de mi terapia, paso por un ingrato numerito que nunca me dá el dinero que necesito.... y encima ahora... el muy pretensioso... no me deja siquiera pasar haciéndome la distraída.
Hoy decidí que no quería parar porque no tenía ganas de conversar y resulta que caminé dos cuadras colmada de culpa por ese número que no compre y que seguro salío premiado... por el solo hecho de que yo no lo he comprado. Estoy intentando vivir tranquila con mi decisión pero no puedo dejar de pensar que salió justo el que yo no compré.
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