... y tu invitación fue tan grata... y mi acompañante tan compañero. La noche cálida, iluminada, llena de risas. Todos nosotros, los que aceptamos visitarte y conocerte un poquito más, estábamos compartiendo tu regalo. Nos encontramos caminando por las veredas, en el colectivo, miramos por tus ventanas, espiamos por las ranuras de tus puertas, nos sorprendimos con tus curiosidades, nos conmovimos con tus recuerdos, escuchámos tu música, miramos tus películas, nos sentamos en el patio de tus casonas, admiramos tus oros... y vos estabas tan linda esta noche.
Eramos muchos, chicos, jóvenes, adultos, mayores... cuántas expresiones!, cuántas emociones!. La enciclopedia francesa, el mueble igual al de ellos, las fotos viejas, los sonidos de las catacumbas, los rostros de los indios, las expresiones de las imágenes.... estabas tan linda!
Los osos... el del Fernández Blanco... le pasó el trapo a todos.... te decoraban, te homenajeaban, te hacían tan linda.
Gracias, Buenos Aires, por haberme regalado tus secretos y tus curiosidades, gracias por dejarme que te vea tan linda!
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